XXXIV SAN SILVESTRE VICALVAREÑA.-

     Desde el año 2009 llevo corriendo ininterrumpidamente esta carrera. Es mi quinta participación consecutiva y la trigésimo cuarta vez que se celebra; se trata por tanto de todo un clásico en el circuito madrileño.

     Después de unos días de excesos variados me presenté a recoger el dorsal a tiempo, no como en las dos ediciones previas que fui casi 3 horas antes en ambos casos.

     Mañana gris y fresca pero apetecible para correr sin lluvia ni viento.

     Alegría de encontrarme en el previo con Chema y su hijo que llevaba la medalla al cuello de haber corrido en su categoría. Chema es un antiguo compañero de trabajo con el que he compartido grandes momentos por muchos puntos de la geografía española. Hacía años que no nos veíamos e intercambiamos recuerdos y posibilidades futuras mientras llegaba la hora de la salida.

     Salgo atrás pero corro muy a gusto. Es el mismo recorrido que años anteriores con sus cuestas, disfraces, animación  y demás

     En el primer paso por la subida más pronunciada que hay alcanzo a Charo e intercambiamos unas breves y agradables palabras.

     Mantengo un ritmo constante para entrar en meta en 35:46. Es casi un minuto más que en 2012, pero en este caso no forcé en ningún momento el paso salvo en la entrada por la pista de atletismo que invita a ello.

     Avituallamiento de agua y fruta en meta correcto.

     Esta carrera me encanta, de ahí mi fidelidad con tanta cantidad de San Silvestres. Es una carrera de barrio, barata, con buena bolsa del corredor y organizada con cariño.