Voy corriendo aunque me caiga

Voy corriendo aunque me caiga
Tenerife. Noviembre 2013

miércoles, 9 de noviembre de 2011

No pudo ser

NO PUDO SER.-

            Desde que empecé el Camino de Santiago en Roncesvalles no habían faltado incidentes desagradables en los 328 km que llevaba. A saber:

-         La primera jornada de medio día pinché una vez y la segunda jornada, también de medio día, pinché dos veces.
-         Una caída con una piedra-escalón, con la bici casi parada sin consecuencias.
-         Un bicho se albergó en mi oído durante la subida al Alto del Perdón. Hizo lo que quiso allí dentro y salió cuando estimó oportuno. Me dejó molestias
-         Los cambios dejan de funcionar el 2º día. En la tienda que encuentro, me dicen, sin ver la bici, que tengo que dejarla. No entiendo mucho de mecánica pero creo que ajustarlo son 5 minutos. Pensé en hacerlo yo, pero por falta de tiempo lo dejé hasta la próxima tienda. Esto fue un error ya que me habría dado cuenta de que:
-         Perdí la bolsa de herramientas con desmontables, multiusos etc. Era fiesta e hice 74 km sin posibilidad de cambiar un pinchazo. Entré en varios bares y ni siquiera me vendieron dos cucharas para desmontar la rueda en caso de pinchar. Al final, encontré un chino abierto y compré un cuchillo y tenedor para hacer otros 80 km con estos desmontables.
-         Perdida de tornillos del transportín que tuve que apañar con unas bridas
-         Pérdida de cubrebotas para la lluvia.

Lo peor fue saliendo de Frómista. Llevaba 66 km ese día  y paré a sellar. Decidí llegar a Carrión de los Condes que está a 19 km y hay taller de bicis.
Hacía mucho aire y llevaba la cabeza baja para cubrirme. Además estaba guardando la cámara de fotos. De repente un mojón de esos que se pone en el camino para que no entren los coches, a 3m de mí. Frené con todas mis fuerzas, pero era tarde, choqué y salté por encima cayendo con la mandíbula sobre el mojón. También me golpeé en el pecho. Al levantarme vi un chorrito constante de sangre que caía de mi cara hasta el suelo. Era del mentón. Traté de taparme la herida con unas toallitas que llevaba hasta que paré a dos coches que me llevaron a urgencias, donde me curaron, cosieron y me dijeron que podía seguir pero que me vigilara la mandíbula.

Al salir vi que los desperfectos de la bici eran notables, pero en un acto de estupidez decidí seguir a Carrión para intentar arreglarla en la tienda.
Fueron 19 km sin freno delantero, la rueda rozaba, las bridas del transportín en su parte de arriba se habían soltado y la bici se movía mucho es su parte trasera. En el chubasquero amarillo fluorescente resaltaba mucho la mucha sangre caída en el. Llovía mucho y hacia mucho aire. Eso sí, este acto de estupidez lo hice volando, mordiéndome los dientes, a toda velocidad. Quería llegar lo antes posible para verme la herida, secarme, quitarme esa ropa, darme una ducha caliente e ir a la tienda a arreglar la bici para llegar mañana a León con fuerzas renovadas.
Cuando llegué a Carrión se cayeron las alforjas que lleve unos metros arrastras  porque no quería levantarlas. No para de llover.

Me alojé en el Monasterio de las Clarisas y tuve que volver al centro médico, ya que la herida volvió a sangrar. Me volvieron a curar. Lo que no tenía cura rápida era la bici. Tenía partida una pieza de la maneta del freno delantero, la rueda estaba abarquillada, se habían perdido 3 de los 4 tornillos y el enganche de las alforjas  se había roto en un lado. Mi intención era seguir pero la bici no se arreglaba tan rápido.

Decidí no seguir.
Al otro día después de un peregrinar combinatorio de medios de comunicación, con la bici desmontada, casco, alforjas, etc... volví a casa con tristeza, la mandíbula mal, puntos y un dolor bastante fuerte en el pecho, que ha ido a más. Me han hecho exploraciones y todavía tengo que ir a médicos. Cada día me sale algún moratón nuevo y lo del pecho es lo más preocupante
Me da rabia pero no ha podido ser. El tramo que me falta ya le había hecho el año pasado y no sé si seguiré en un futuro desde aquí.
Cuando me recuperé, volverá a correr que tengo muchas ganas y llevaré la bici a talleres, que de esto tengo menos ganas. No me apetece ni verla

GRACIAS a los que me habéis animado antes de irme, durante y tras el incidente.
GRACIAS a los dos coches que me atendieron  me llevaron a urgencias.
GRACIAS a los médicos y enfermeras que me atendieron con mucho cariño.

2 comentarios:

Halfon dijo...

Que putada, desde luego se ve que todo indicaba que esta vez no tocaba.

Los golpes en el pecho son muy dolorosos aunque no tengas nada, lo se por experiencia.

Espero que pronto estés con las zapas nuevamente.

VIRIATUS dijo...

Vaya, Alfonso, siento que no hayas podido terminarlo. Joer qué faena, pero bueno, a recuperarse de las abolladuras de chapa y poco a poco a volver a la actividad. Dale alguna oportunidad a la bici, hombre, pobrecilla. Sobre todo, cuando te veas con un dorsal sabrás que lo has conseguido del todo. Ánimo.