XXXIX MARATHON DE PARIS 2015.-
“El aplauso”
Un año y una semana antes de la Marathón de Paris de 2015, paseaba con Raquel por el Rastro de Madrid. Ese día, se corría la edición de 2014 y se abrían las inscripciones de 2015. Una parada en una calle adyacente, el teléfono y la ayuda de mi hermana me embarcaron en esta aventura.
El viernes, salíamos para Paris los paseantes de aquel día en el Rastro. Muchas gracias a Andrés que nos llevó a Barajas, a una hora tan impropia como inadecuada.
Con algún retraso llegamos a París y tras autobús y metro nos alojamos un poco lejos del centro pero muy acogedor y bastante económico, gracias a los contactos de Raquel.
Tras unas compras en un super cercano y el atracón de pasta fuimos a la Feria del Corredor. Estaba en la otra punta de la ciudad, pero el transporte allí en metro es muy rápido.
Ninguna espera ni problema para la recogida del dorsal, a pesar que comprobaban el certificado médico obligatorio, con el DNI y el resguardo de inscripción.
Bastante grande la Feria, que recorrimos tranquilamente y esa misma tarde aprovechamos para pasear por la Torre Eiffel y aledaños y por la noche para visitar el “Barrio Rojo” de París, en la zona de Mouline Rouge.
El sábado visita completa a la Torre Eiffel, Arco del Triunfo, nuevo empacho de pasta y paseo en barco por el Sena. A descansar a media tarde a la habitación de donde solo salí para mi último atiborre con pasta. Mucho ambiente premaratón por las calles.
Que noche más larga. No dormí bien. Antes de sonar el despertador ya estaba disfrazado de corredor esperando la hora. Otro rato muy largo hasta el momento de ir al metro, que estaba repleto de corredores. Paseo hasta el ropero que estaba como a un km de la salida con momentos alternos de nervios y mayor relajación.
Por fin entro en mi cajón. A mi espalda el arco del Triunfo, enfrente los Campos Eliseos; y en medio el tio Alfonso, entre más de 54000 corredores. A ver qué pasa.
La verdad es que no había pensado en ritmos en carrera. Al ser la salida descendente, estar de subidón, ser el principio y poder correr perfectamente desde el primer metro los primeros kilómetros salieron alrededor de 5:10 y ya decidí seguir así.
Que ambientazo. Que grandes sensaciones. Mucha animación.
El km 5 en algo menos de 26 minutos. Primer avituallamiento tras una curva un poco complicado. Sería el único.
En el km 9 dejamos la zona urbana y entramos en el Parque de Vincennes. Menos animación y muy cómodo para correr con alguna orquesta. El km 10 en 51 minutos y medio. Voy muy fuerte y como en Oporto, pensé que llevaba muchas papeletas para la hostia que se estaba rifando, pero me sentia muy a gusto y quería disfrutar del momento y sensaciones.
En el km 14 tomo el primer gel. Esto si que quería hacerlo mejor que otras veces. En Oporto, llevé cuatro toda la carrera y sólo tomé uno.
Sorprendentemente en mi, tampoco tengo ganas de parar a mear a pesar de haber bebido mucho antes. Muy extraño.
En el km 19 volvemos a la ciudad. Los avituallamientos muy completos. En algunos casos parecian mercadillos con agua, pasas, frutos secos, isotónico, azucarillos, más agua, plátanos, naranjas, más agua...
Los kilómetros siguen cayendo a 5:10. La media marathón en menos de 1h 50 min, mismo tiempo que en la media de Madrid 15 días antes y con sensación de mucha fuerza.
Mucha animación, muchas orquestas (más de cien). En esta zona comparto varios km con una chica brasileira a un ritmo muy constante.
Vamos Alfonso, a ver si llegas así al km 30.
En el km 23 giramos y empezamos a ir paralelos al rio. No me canso de ver monumentos y sitios muy bonitos de la ciudad. En esta zona, también alternamos algún paso por túneles. Es lo que menos me gusta de la carrera. Bajar y volver a subir. El primer túnel fue muy largo y a pesar de parecer que corriamos por una discoteca por la música, a mi no me gustó. Sudo mucho en ese tramo. Pierdo a la brasileira que se va para adelante.
En el km 28 me tomo otro gel; en el km 29 me espera Raquel, a la altura de la Torre Eiffel. Yo no la veo, pero ella a mí si e inmortaliza ese momento. Perfecto
El paso por el 30 en 2h 37 min fue distinto y llamativo. La organización tuvo la idea de situar a ambos lados de la pancarta y hasta su misma altura unos decorados que semejaban una pared y con la inscripción “el muro”. Pues sí, estamos cerca del célebre y temido muro pero aguanto. He bajado un poco el ritmo, voy a 5:20, pero estoy cómodo.
En el km 31 nos separamos del rio y en el 32 entramos al parque de Boulogne que por sus arterias nos dejará casi en meta.
Y si llego así al km 35??? Pues llegué. Y llegue manteniendo el ritmo de 5:20.
Seguimos.
Pasado el 36 dejé de ir bien. Sin apenas aviso previo, los abductores de las dos piernas empezaron a doler. Muy extraño, las dos piernas a la vez y sin avisar. Aguanto y me tomo el último gel. Bajo el ritmo notablemente. Aguanto. No quiero parar.
En un momento, al intentar dar una zancada la pierna no me responde. Se me para la pierna. Durante un breve momento paro a andar rápido mientras trato de relajar y estirar, pero no quiero andar. Arranco con mucho esfuerzo. El parque no se acaba.
No podía parar a andar, en cuanto hacia intención de ello la gente te animaba por tu nombre a seguir y yo les hacia caso.
Me hizo gracia un cartel que portaba una espectadora que ponía “chao pasta, hola pizza”. Muchos carteles de seguidores durante toda la carrera.
Que largo se me hizo hasta el kilómetro 41. Desde ese punto empecé a correr a buen ritmo y con alegría. Las piernas dolían pero no las hice caso. Olía la meta.
Ultima curva y me faltan sentidos para captar todo lo que acontece allí: el griterio, la alfombra verde, la emoción, alguna mano que choco de espectadores, recuerdos, el Arco del Triunfo al fondo y la meta, sobre todo la meta.
Mi tiempo: 3h 54min 09 seg, a 5:33 min/km
Mucha alegría en meta. Comí, me hidraté y recogí la medalla y camiseta de finisher
Paseo largo y lento hasta el Arco del Triunfo donde esperaba Raquel. Allí fotos, breve descanso en un banco y al hotel; por supuesto las escaleras del metro estaban estropeadas. Subir las escaleras me costaba, pero bajarlas era un calvario.
Llegar al hotel fue un momento muy especial. Entraba con mi medalla al cuello y en el hall había bastante gente, como unas 15 personas y personal de recepción. Todos ellos me dedicaron un sonoro aplauso mientras pasaba entre ellos. No recuerdo haber recibido un aplauso y menos de gente desconocida. Me llegó al alma. Muchas gracias.
Ducha, relax y comida en la que hice caso a aquella pancarta leida en carrera y comí una enorme pizza con abundante cerveza. Las piernas dolian bastante pero por la tarde hicimos turismo por la ciudad. Muchos corredores, yo entre ellos, con la medalla al cuello y muchos tambien con su camiseta de finisher.
El lunes y martes seguimos turisteando por allí y aunque yo ya no la llevaba se veían muchos maratonianos portando aún sus camisetas y sus medallas. Cada vez me sentía más contento por la visita a Paris, la compañía, una nueva edición de maraturismo y las buenas sensaciones que me dejó la marathón
CONCLUSIONES DE LA CARRERA.-
- Carrera sin grandes cuestas y recorrido muy entretenido, con continuos pasos por sitios emblemáticos.
- Organización brillante. En feria, ropero, voluntarios, avituallamientos, cajones de salida...
- Mucha y bulliciosa animación
- Existencia de adoquines pero con muy poco relieve que causan pocas molestias
- Carrera y ciudad muy recomendable
CONCLUSIONES PERSONALES.-
- Quinta marathón en quinto país en cinco años. Consigo acabar, bajar con cierta holgura de las cuatro horas y obtengo MMP.
- Muy buenas sensaciones todo el tiempo. Me siguen fallando las piernas porque de fondo voy muy bien.
- Creo que mi cuerpo tiene memoria maratoniana ya que ha sido mi peor preparación de las cinco marathones acabadas
- La idea de salir a ritmo de media marathón o ritmo de entrenamientos desde el principio me da buen resultado.
- Recuperación muy rápida
- Como me mola el maraturismo.
Ya estamos pensando en las próximas jornadas maraturísticas. Para primavera del próximo año está casi decidido, para otoño de este año dudamos entre dos.
Aquí lo diremos.